Conservación de la Gran Canaria etnográfica

Las intervenciones en el Patrimonio Etnográfico de Gran Canaria, han incluido actuaciones en los bienes que forman parte de la vieja Isla, que sigue habitando entre nosotros. Los recursos que han sido intervenidos, forman parte del paisaje cultural que explica la configuración histórica que ha modelado el territorio insular y nuestra manera de entenderlo. Las actuaciones han girado en torno a ejes estratégicos que son representativos de la actividad económica, social, cultural y religiosa de esta Isla, con una intensa antropización que ha dejado una huella material e intangible presente en todas las cotas del territorio insular.

El litoral Atlántico como patrimonio.

La orilla de la Isla ha desarrollado distintas estrategias de captación de recursos del litoral, entre las que citamos el patrimonio salinero que nos asoma a un universo donde lo natural y lo cultural se mezclan en el cultivo del agua salada. La intención de estas actuaciones es la de conservar estos ingenios históricos, y al mismo tiempo mantener el patrimonio intangible asociado a ellos, en concreto el oficio y los saberes vinculados al oficio salinero.

En Gran Canaria se ha intervenido en las salinas sobre roca de la costa de Bañaderos, municipio de Arucas, con un interés especial por ser las últimas y únicas salinas con asiento directo en la roca del litoral, con cristalizadores muy frágiles, adaptados a las formas de la abrupta orilla de esta zona.

Se trata de las Salinas del Bufadero, que tienen una limitada producción por sus características artesanales, que ofrecen un producto de calidad exclusiva. La plástica y frágil arquitectura de sus charcos artificiales dan significado histórico a este tramo de la costa.

En el sureste se han restaurado en distintas fases y en colaboración con el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana, actual titular, las conocidas como Salinas del Tenefé, con tipología de origen Mediterráneo sobre asiento de barro apisonado y que cuentan además con un pequeño mirador de sal, para interpretación de las instalaciones. Los trabajos de restauración se han llevado a cabo tanto en los concentradores y cristalizadores, como en la casa almacén. Estas salinas del siglo XVIII siguen en activo produciendo distintos tipos de sal de calidad, y son objeto de visitas a lo largo del año.

Restaurando la memoria herida.

La historia insular y su patrimonio construido ha estado marcado también por episodios que han dejado cicatrices en lo que se han activado actuaciones de conservación de carácter social y cultural. En el verano del 2007 Gran Canaria vivió el mayor incendio registrado en la Isla, que alcanzó unas 20.000 Ha, afectando a un gran número de inmuebles de arquitecturas tradicionales de valor etnográfico.

Muchas de las construcciones como viviendas, pajeros y alpendes, perdieron sus antiguas cubiertas de madera calcinadas por efecto de las llamas. Entre los daños al patrimonio natural sobresalen la caída de pinos centenarios cuyas maderas fueron utilizadas para aserrar y destinar a la restauración de inmuebles de valor afectados por el incendio. En colaboración con la Consejería de Medio Ambiente, destinamos una inversión al traslado y aserrado de los troncos, para convertirlos en vigas para los techos de estos inmuebles dañados. De esta manera pudimos mantener las estructuras con el mismo material que fueron construidas hace siglos, favoreciendo la conservación de este patrimonio tradicional, al mismo tiempo que ayudamos a los vecinos afectados a recuperar sus bienes y memorias.

  • Casas tradicionales afectadas por el incendio.
  • Incendio.
  • Restauración.
  • Restauración.

Conservando la isla horadada.

Gran Canaria, su sustrato geológico y la estrategia de la ecología cultural de sus pobladores, han generado un paisaje de vaciados en el corazón de la tierra. La Isla presenta en sus 1.539 kilómetros cuadrados, una alta densidad de cuevas artificiales que la convierten en un referente europeo en materia de Patrimonio Troglodita. Desde la llegada de los primeros pobladores de la Isla, en torno al siglo IV a.C., se han venido construyendo y utilizando los espacios en cuevas para habitación, enterramiento, santuarios, agroganaderos. Después de la colonización de la Isla en el siglo XV, algunos de los antiguos asentamientos que formaban poblados protourbanos, mantuvieron sus patrones de poblamiento. Entre los ejemplos más complejos citamos el Bien de Interés Cultural de Acusa, en el municipio de Artenara, que reúne varios conjuntos como Acusa Seca, El Álamo, Fortamaga, El Hornillo, Acusa Verde,… en los que se superponen pisos de ocupación de los antiguos canarios, con usos tradicionales, a contemporáneos. Acusa tiene en el sustrato prehispánico un gran número de cuevas pintadas que suman un interés especial en el capítulo del arte rupestre.

En atención a este interés se han venido desarrollando actuaciones en varios capítulos: compra de hasta 18 unidades del conjunto Acusa Seca- El Álamo para poner en titularidad pública parte del espacio. Labores de limpieza, restauración, señalización, soterramiento de instalaciones y servicios, con recursos propios de esta administración y también cofinanciados con fondos europeos del programa Leader Plus. En la actualidad seguimos trabajando en la conservación del espacio, ahora demandado también como ruta senderista, que suma valores paisajísticos y culturales en su recorrido.

Recuperando saberes.

La generación de la ingeniería informal ha adaptado en el edificio insular los conocimientos importados desde el exterior sumados a las experiencias y condiciones del territorio insular. La conservación de este patrimonio industrial ha formado parte de las líneas de trabajo de la Unidad en los últimos veinte años. Entre las ingenierías históricas de la Isla citamos tres ejemplos que se encuadran entre el patrimonio etnográfico y el industrial. Dos molinerías. En el Valle de Santa Lucía de Tirajana, se encuentra el Bien de Interés Cultural del Molino de Aceite. Esta almazara histórica conserva en su interior todos los bienes muebles tradicionales asociados a la molturación de la aceituna. En su entorno se localizan hasta siete molinos de agua, hoy sin producción, que fueron construidos para la molturación de granos, en especial el millo o maíz del que se obtiene el gofio, una harina de importante presencia en la gastronomía tradicional de las Islas. Todos estos molinos tienen en común el agua que movía sus ruedas procedentes de la acequia de la Heredad de la Zarcilla, a la que estuvieron vinculados. La restauración de los muebles e instalaciones de la almazara, la señalización del sendero y la acequia pusieron en valor los caminos que recorren el paisaje cultural de olivos, palmerales y bancales agrícolas.

En este capítulo de actuaciones es reciente el del Barranco de Fataga consolidando el acueducto del Bien de Interés Cultural del Molino de Cazorla. La estructura de pilares, que soporta el canal de agua que alimenta al molino, se vio amenazada por las grietas en las pilas de piedra y mortero de cal. La complicada orografía obligó a estabilizar la pieza con un complejo sistema de andamios y se procedió a la restauración a principios de este año, conservando así este perfil histórico que forma parte del paisaje cultural de este emblemático barranco.

Rescatando los usos.

En el viejo muelle de Agaete se conserva una pequeña grúa que sirvió para la carga y descarga de los cultivos y mercancías que salían y entraban al Valle. Desde hace varias décadas la grúa entró en desuso y se convirtió en un recuerdo para los mayores y soporte de juegos para los niños que utilizaban el pescante para lanzarse al agua. La salinidad a la que está expuesta afectó a los perfiles metálicos de la estructura que tuvo que ser precintada para la seguridad de los usuarios. En el año 2009, se llevó a cabo la retirada del espigón para su restauración. Tras el trabajo en el taller ha sido repuesta en su lugar de emplazamiento, siendo de nuevo parte de la historia local y herramienta de juego para los niños del pueblo.

Conservando la esencia.

Entre las expresiones culturales del patrimonio, el intangible constituye uno de sus activos más frágiles, y al mismo tiempo los que mejor expresan las aristas que nos identifican como comunidad insular. En el patrimonio inmaterial queremos destacar la incoación y declaración como bienes de interés cultural de dos fiestas de la Isla. La primera la Fiesta del Charco en la costa del municipio de la Aldea de San Nicolás. La celebración el 11 de septiembre, gira en torno a una pequeña laguna, donde se practica un baño colectivo en el que se pescan a mano y con cestas. La celebración de esta ancestral fiesta tiene un arraigo importante en la comarca y la incoación además del reconocimiento a este hecho histórico y festivo, significa la protección del escenario de celebración.

¿Quién somos?

La Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria se creó en 1992 con la misión de velar por la conservación y administración de los bienes culturales de la Isla. Una tarea que el Gobierno canario delegó en 1990 a las corporaciones insulares para cumplir más eficazmente con la gestión patrimonial.

Este servicio de Cultura y Patrimonio Histórico, integrado en la Consejería de Presidencia, Cultura y Nuevas Tecnologías, desarrolla las competencias a través de sus diferentes secciones o departamentos especializados en gestión, inspección y vigilancia, difusión, conservación y restauración de bienes patrimoniales.

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