Las Salinas de Arinaga

Boletín 5 • 2007

En origen, estas salinas nacieron para atender la demanda inducida por otra actividad industrial, la salazón, subsidiaria de las pesquerías realizada en el banco canario-sahariano.

Autor: Valentín Barroso

Las Salinas de Arinaga (Bien de Interés Cultural desde 2008) forman parte del complejo salinero extendido a partir del siglo XVI en la costa Sureste de Gran Canaria, si bien la etapa de mayor impulso fueron las centurias del XVIII y XIX, siglo al que pertenece este ingenio. Las condiciones geomorfológicas y climáticas de este corredor, que va desde Castillo del Romeral a la Garita en Telde, favoreció la instalación de numerosas salinas.

En este tramo de la costa de este asentamiento costero de Agüimes, se localizaron un total de cuatro ingenios salineros, de los que sólo se conserva este conjunto, en la zona conocida como Punta Salinas, antiguamente formado por dos unidades. Estas dos salinas, casi gemelas, disponen cada una de ellas de varios inmuebles vinculados y eran conocidas como Salinas de Arriba.


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Al igual que otras salinas del Sureste, las de Arinaga pertenecen al modelo de salina mediterránea sobre asiento de barro, que llegó a Canarias tras la Conquista.

El 27 de abril de 1804, el Obispo Verdugo concede a D. Santiago Verdugo Da Pelo, abogado de los Reales Consejos, 300 pasos de cuadro para fábrica de salinas, alegando en dicha solicitud que el lugar de asiento era tierra incapaz de sembrado, añadiendo, además, los beneficios que reportarían las salinas a los barcos de pescado salado que faenan en la costa de África y a los habitantes de las Islas… a la creación de trabajo… incremento de los diezmos… a la fábrica de la Iglesia.

Una de las más destacadas particularidades de las salinas de Arinaga, lo constituyen los inmuebles asociados al ingenio, en especial, la conocida como Casa del Obispo. Esta casa solariega de cubierta plana, con dos alturas, corredor en la planta alta y orientada al mar y a las salinas, fue sede de veraneo del Obispo Verdugo, donde además se celebraron misas para los escasos vecinos que residían en el pago de Arinaga. Contaba, por tanto, con oratorio y pila de agua bendita, que en la actualidad se encuentra localizada en la Casa Betania del casco de Agüimes, siendo esta la primera capilla levantada en Arinaga.

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Además de esta residencia las salinas cuentan con otra vivienda conocida como la Casa de los Cuatro Picos, localizada junto al mar, en el extremo sur del conjunto. Esta edificación ha estado destinada a vivienda de los salineros que regentaban las salinas.

Cada una de las dos unidades del conjunto cuentan con almacén para depósito y resguardo de la sal. Por su tipología, parecen ser las edificaciones más antiguas y frágiles, ya que han estado expuestas a las embestidas del mar por su localización en primera línea. Son inmuebles de única crujia, cubierta a dos aguas rematadas en tejas y con paredes de piedra.

Desde su construcción, las salinas se mantuvieron en activo, pasando de titulares y siendo salineros distintas familias de Agüimes. En 1942, Manuel Viera Umpiérrez compra las salinas a Mª Jesús Melián Alvarado, cuyos descendientes, los Viera, se han mantenido vinculados hasta la actualidad en las salinas. Tras la expropiación en los años 70 por parte del Cabildo, los salineros de la familia Viera, han mantenido la actividad.

El proyecto y la intervención:

Una vez tramitado y autorizado el proyecto de restauración, elaborado por la empresa Arqueocanarias, S.L., la actuación se puso en marcha en el verano de 2006, empezando la intervención por las edificaciones asociadas a las salinas. Debido a la naturaleza específica de estos elementos del ingenio, la restauración fue supervisada por un salinero profesional para su correcta ejecución, ya que la estanqueidad de estos depósitos de barro es crítica para su buen funcionamiento.

Los muros perimetrales que rodean el solar de las salinas también fueron objeto de consolidación. Estas paredes de piedra forman tres alturas que separan las salinas de las terreras que las rodean, haciendo también de muros de contención y nivelación. El más importante es el que defiende la salina de las invasiones periódicas de la pleamar, en el lado naciente, y que tuvo que ser reforzado debido a la acción de las mareas.

El proyecto presentaba un doble objetivo: por una parte, el de la restauración del espacio productivo e inmuebles complementarios para activar la producción de las salinas, en aquel momento muy deterioradas. Por otra parte, el de la puesta en valor del BIC para su aprovechamiento didáctico, para lo que se incluyeron una serie de actuaciones como son la introducción de pasarelas que sirven de carriles de visita, señalética o el equipamiento interpretativo en la conocida como Casa del Obispo.

A diferencia de otros bienes o categorías del patrimonio histórico, la conservación de las salinas sólo es posible si se mantiene en explotación, si se preserva la actividad extractiva. Por tanto, no basta con restaurar o vallar el bien. Requiere de los cuidados y labores del salinero. De esta manera nos acercamos a la idea de museo vivo de la sal.

Las salinas marinas se consideran también como un laboratorio de vida, donde tienen su hábitat o estación de paso un conjunto de especies y organismos adaptados a la convivencia con este tipo de ambientes hipersalinos. De esta manera al patrimonio etnográfico de esta ingeniería histórica, incorporamos el patrimonio natural que contiene una salina artificial, aves migratorias y microorganismos que son un valor añadido a la arquitectura salinera. En este campo el proyecto de restauración incluía una serie de unidades destinadas a la restauración ecológica del espacio salinero para recuperar la vegetación propia de esta zona costera y árida.

Para un mejor aprovechamiento de este potencial ecológico, la interpretación incorpora la lectura ambiental del ecosistema salino, donde destaca un alga unicelular denominada Dunaliella Salina, único organismo capaz de soportar las altas concentraciones en sal. Cuando el cristalizador alcanza un nivel de concentración, el agua adquiere un color rojizo, conocido en el argot salinero como tajo pintón. Esta agua roja era utilizada tradicionalmente como remedio en medicina popular con propiedades antisépticas. Su razón atiende a la alta concentración de caroteno que esta alga unicelular excreta para su defensa.

Desde el Cabildo de Gran Canaria, se pretende que los contenidos de este equipamiento tengan un carácter complementario a los que introducidos en las Salinas del Tenefé (Pozo Izquierdo, Santa Lucía de Tirajana). En las salinas de Arinaga la vocación de los contenidos va a estar centrados en el oficio de salinero y en los saberes asociados al cultivo tradicional de la sal. En el Tenefé, el Mirador de la Sal, centra su discurso expositivo en la universalidad de la sal como elemento transversal a todos los seres vivos y culturas, desde una perspectiva química, más focalizada en el producto. Este enfoque complementario atiende a la voluntad de crear ruta o circuito que ofrezcan una visión integral del patrimonio salinero de la Isla, que tiene en las Salinas del Bufadero, (Arucas) la tercera estación de este salado patrimonio etnográfico.

En la actualidad las salinas de Arinaga sólo están explotadas parcialmente en su extremo Sur, gracias trabajo y al cuidados de D. Manuel Viera que las mantiene vivas. Sirva este pequeño artículo de reconocimiento a esta persona y sus hermanos que juntos han mantenido el oficio de salinero.

El proyecto de uso didáctico y el equipamiento sigue sin completarse, por lo que las ideas iniciales para el espacio, no han terminado de cuajar, a pesar de estar ante uno de los recursos más importantes de nuestro patrimonio cultural.

¿Quién somos?

La Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria se creó en 1992 con la misión de velar por la conservación y administración de los bienes culturales de la Isla. Una tarea que el Gobierno canario delegó en 1990 a las corporaciones insulares para cumplir más eficazmente con la gestión patrimonial.

Este servicio de Cultura y Patrimonio Histórico , integrado en la Consejería de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo de Gran Canaria, desarrolla las competencias a través de sus diferentes secciones o departamentos especializados en gestión, inspección y vigilancia, difusión, conservación y restauración de bienes patrimoniales.

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